"El hogar con el que siempre has soñado habita dentro de ti."
SARAH BAN BREATHNACH

lunes, 16 de febrero de 2015

Trabajos preliminares

"Es esencial que nuestras metas estén a nuestro alcance y que siempre tengan un fondo de crecimiento personal. 
Si son puramente materiales no satisfarán, aunque las consigamos, el anhelo que las creó".
LOUISE HAY

Quiero empezar disculpándome por no haber estado todo lo presente que quisiera en Bloglandia durante el último mes, ni haberlas visitado con la frecuencia que solía. A esta altura he llegado a aceptar que nunca tendré la disciplina que caracteriza por ejemplo a Paula, o a las chicas de Retro, o a la propia Marcela -entre otras talentosas blogueras que sigo-, quienes se ingenian para organizar su tiempo y postear con una regularidad cuidadosamente predeterminada. Pero para alguien cuyos ritmos vitales fluyen mayormente en Kairos, acomodarse a la tiranía de Chronos -agendas, relojes, calendarios- resulta visceralmente incompatible... así que si me desaparezco por temporadas, ruego no lo tomen como una descortesía: es sólo que a veces estoy tan ocupada lidiando con la vida, que no me alcanza el tiempo para documentarla!

Verán: cuando empecé con este blog, lo hice con la única intención de registrar el "paso a paso" en la construcción de nuestra casa en Barra do Chui, desde el comienzo mismo de la aventura hasta lo que será -en un futuro no tan lejano, espero- nuestra instalación definitiva en ese lugar. No tenía más pretensión que analizar métodos constructivos tradicionales y alternativos, compartir pequeños trucos y sugerencias para edificar una vivienda digna con un presupuesto limitado, explayarme ocasionalmente sobre el estilo de vida relajado, frugal, ecológico y sustentable que hemos abrazado como familia, y ¿por qué no? soñar un poco mientras les muestro las imágenes que he ido encontrando por la red y que me inspirarán para intentar transformar una humilde cabaña en un auténtico hogar.


Sin embargo, la energía de este 2015 (que numerológicamente está signado por el 8, o sea precisamente un año de logros, resultados, beneficios y metas alcanzadas) me ha hecho reflexionar sobre el profundo simbolismo que representa para mí este proceso, aún cuando a primera vista puede parecer centrado en un objetivo meramente material. 

En efecto, en estas largas jornadas estivales transcurridas en medio de la Naturaleza, en las que alternamos horas de arduo trabajo con ratos de solaz y silencio, he llegado a comprender que estoy edificando mucho más que una casa: por primera vez en mucho tiempo -¡quizá en toda mi vida!- me he embarcado en un proceso de transformación profunda a nivel físico, mental, emocional y espiritual. De hecho, casi sin darme cuenta he empezado a reinventarme a mí misma, a construirme una nueva identidad mucho más acorde a los dictados de mi Ser Esencial...



Despejando el terreno

En este camino de renovación -como en todo proyecto constructivo-, el primer paso consistió en preparar el terreno. Para ello, me propuse arrancar de raíz las malas hierbas que se habían instalado en él a lo largo de los años (algunas tan profundamente arraigadas que se resisten porfiadamente a la azada), así como echar abajo las ruinas de edificaciones previas que -más allá de su eventual razón de ser en el pasado- ya no prestan ninguna utilidad de cara a las nuevas perspectivas.

Aquí debo desnudar el alma y hacer una confesión no muy decorosa: por diversas razones (que me reservo el derecho de no detallar en esta oportunidad), desde hace unos años a esta parte no me he cuidado a mí misma en la forma que debiera. Las excusas bajo las cuales me he escudado son numerosas: primero el bebé, que consumía la enorme mayoría de mi tiempo y energía; después el cambio de ciudad y de entorno laboral, que ya no me obligaba a mantener mi "impecable imagen de profesional exitosa"; y más tarde algunas fluctuaciones a nivel de salud -como una incipiente hipermetropía- que si bien no encerraban gravedad en sí mismas, afectaron sustancialmente mi ritmo vital y mi estado de ánimo, al punto de dejar de lado por completo cosas tan "banales" como la apariencia personal. 



Lo cierto es que la mujer que me mira hoy desde el espejo no tiene nada que ver con aquella guerrera audaz, asertiva, sofisticada y seductora que supe ser -dentro y fuera de los tribunales- apenas una década atrás. Y lo peor del caso es que lo he venido procesando con una mezcla fatal de culpa y resignación: por un lado, la vocecita interior susurrándome que debería renovar mi guardarropa, probar un nuevo estilo de peinado, volver a maquillarme -al menos los ojos, como tanto me gustaba-, comer más sano o retomar mi práctica de yoga ("debería, debería, debería... ¿según quién?", pregunta Louise Hay); por otro, el fantasma de la procrastinación sentenciando implacablemente: "cuando adelgace 10 kilos" (traducción: "me odio a mí misma por estar gorda"), "cuando me aumenten el sueldo" (traducción: "me odio a mí misma por no ganar lo suficiente"), "cuando me sienta con más energía" (traducción: "me odio a mí misma por ser tan haragana y falta de voluntad") y un largo rosario de etcéteras... Pero este año, curiosamente, las señales del Universo parecen haberse confabulado para darme un categórico NO VA MÁS. 


Empecé de afuera hacia adentro: primero fui invitada a participar de un cursillo gratuito online titulado Dressing Your Truth (en español sería algo así como "vistiendo tu verdad"), el cual forma parte de un método creado por la terapeuta energética y escritora Carol Tuttle. Si bien a priori soy bastante escéptica respecto a seminarios, libros o shows televisivos donde supuestos "expertos" te dicen cómo tienes que vestirte o arreglarte para ser más chic (he visto algunos en Internet que llegan a transformarse en verdaderas sectas del estilo, donde no se permite realizar la mínima objeción a los consejos y sugerencias del gurú de turno), debo admitir que este cursillo simple y aparentemente frívolo me confrontó con una sorprendente revelación: aquellas imágenes que suelo evocar con nostalgia -la abogada agresiva enfundada en estructurados tailleurs y maquillada en colores intensos, o la treintañera recién divorciada yendo a bailar con minifaldas de jean, tacos altísimos y el pelo teñido de rojo fuego- no respondían en realidad a mi esencia más profunda, sino que eran simplemente el vestuario adecuado para actuar el papel de turno; o dicho en otras palabras, las "armaduras" que adopté en su momento para generarme la autoconfianza que estaba muy lejos de sentir, tanto a nivel del trabajo como a nivel de relaciones personales. En puridad, la verdadera yo no tiene nada de osada o de "sex-symbol"; por el contrario, es un ser más bien tímido, introvertido, sensible y espiritual... ¿Por qué, entonces, son tan contadas las personas que realmente conocen ese aspecto de mi personalidad? ¡Porque desde siempre me moví condicionada por las expectativas del "afuera", por los conceptos dominantes de lo que era "política y socialmente correcto", o por lo que creía necesario para atraer al "verdadero amor"! (todos ellos mitos urbanos cuya falacia el tiempo y la experiencia se han encargado de desenmascarar...)

Fuente

De modo que, a partir de esta constatación tan elemental y a la vez tan removedora, decidí que se imponía una profunda limpieza en mi guardarropa: todo lo que no vaya con mi estilo auténtico, todo lo que me recuerde a esos personajes que ya no quiero representar, todo lo que me haga sentir de algún modo "disfrazada", "falsa" o simplemente "otra persona", tiene que irse YA de mi armario; y también deben desaparecer esas prendas que guardo "para cuando esté más flaca" o "para cuando tenga la panza más plana". En adelante me vestiré para mí, honrando mi cuerpo tal y como es ahora -no como era diez años atrás, ni como pueda llegar a ser en el futuro-; usaré el pelo suelto cada vez que se me antoje, sin importar si es o no "apropiado" para mi edad; y sólo elegiré formas y texturas que me hagan sentir cómoda en mi propia piel, aunque no las vendan en ninguna boutique exclusiva y tenga que acabar -como es habitual- encontrándolas en las second hand o directamente haciéndolas yo misma...

Mas cuando todavía estaba inmersa en este asunto de la imagen personal, una nueva invitación me sacudió a un nivel mucho más profundo: fui convocada a participar de la Bendición Mundial del Útero promovida por la escritora, artista y maestra espiritual británica Miranda Gray para la Luna Llena del 3 de febrero. 

A pesar del nombre impactante, el asunto no tiene nada de complejo; es una meditación sencilla (de hecho se descarga de Internet) que las mujeres pueden realizar solas o en grupos, y que se coordina en determinados horarios comunes para todos los países del mundo a fin de concentrar y multiplicar la energía. Pero para mí significó una experiencia sumamente enriquecedora desde diversos puntos de vista: por un lado, me reconectó con el profundo poder sanador de la Energía Universal, que tan bien conozco dada mi formación como terapeuta Reiki nivel III, pero de la que en cierto modo últimamente me había distanciado en aras de una postura más "escéptica" y "racional" (¿políticamente correcta, tal vez?). Por otro lado, me trajo entrañables recuerdos de las meditaciones que solíamos compartir cada Luna Llena con un grupo de amigas, allá en mi ciudad natal; y de pronto comprendí que llevo demasiado tiempo aislada de esas "hermanas elegidas" que me ha dado la vida, y que tal vez hoy -no mañana, o la semana que viene- es el momento perfecto para hacer esa llamada o escribir ese email que he venido postergando durante semanas... Y finalmente, al conectarme con esa energía poderosa, generadora, dulce, nutritiva y pacificadora que nos define en tanto mujeres, comprendí que es hora de prestar más atención a su manifestación primigenia (el útero físico, soporte de la "matriz" espiritual). 


Me explico: hace cinco años, durante la cesárea, me detectaron una serie de pequeños fibromas cuya escasa entidad llevó a que únicamente se me aconsejara un control periódico, que realicé los tres primeros años sin que dichas formaciones intrauterinas registraran ningún tipo de variación. No obstante, durante los últimos meses he venido detectando un endurecimiento bastante sospechoso a nivel del abdomen, y hoy por hoy la protuberancia -del tamaño aproximado de una pelota de tenis- se percibe fácilmente al tacto; pero por alguna razón, hasta ahora me negué sistemáticamente a afrontar tanto el malestar físico como la creencia negativa que probablemente le diera origen (Louise Hay es muy explícita al respecto en su libro "Sana tu cuerpo", pero aunque lo he recomendado enfáticamente a varias amigas con problemas de salud, no soy tan prolija a la hora de aplicar lo que predico!). 

Sin embargo, esta meditación tan especial me hizo comprender que es hora de tomar acción y empezar a cuidar en serio tanto mi físico como mis emociones, no sólo para sanar esta dolencia en particular, sino sobre todo para dejar atrás la pauta negativa a la que está asociada y por tanto prevenir que no vuelva a manifestarse a través de una nueva enfermedad...


Así que, como ven, el proceso de limpieza ha sido escabroso, y por momentos radical: había mucho terreno por nivelar, mucho escombro por remover, muchos miedos y preconceptos por desafiar, antes de poder empezar a demarcar los cimientos del futuro Hogar del Alma. Pero la parte buena es que he contado con herramientas idóneas para encarar la tarea -aunque algunas pudieran estar un poco oxidadas por el no uso-, e incluso, si fuera menester, con "ayudantes de lujo" como estas maestras que la sincronicidad ha traído para echarme una mano.

Poniendo límites

Lo cual nos lleva al siguiente paso en el proceso constructivo: cercar el predio. Ya se sabe cómo es: cuando uno no tiene bien delimitados los espacios propios, es común que sean invadidos por terceros que, aún sin mala intención, se apropian de nuestro tiempo y energía en pro de sus intereses o necesidades particulares. Así que, una vez desmalezado el terreno y barridos los escombros, había que levantar una cerca que dejara bien en claro hasta dónde pueden ir los demás sin irrumpir en nuestro dominio...

Los límites pueden ser de varias clases: rígidos o flexibles, naturales o artificiales, reales o meramente simbólicos; pero lo importante es que todos los involucrados comprendan con precisión y sin lugar a dudas sus alcances, para evitar malentendidos a futuro. Y también que, llegado el momento en que una de las partes traspase deliberada o accidentalmente las fronteras establecidas, la otra parte tenga la vehemencia suficiente para protestar y exigir el respeto de su derecho... Y es en este último punto donde he detectado mis carencias principales, sobre todo en lo que respecta a los dos amores con quienes comparto mis días.



El hombre adulto de la familia me acusa a menudo de ser una usurpadora de espacios, dada mi manía -a esta altura incurable- de ir regando cosas por cuanto sitio libre haya en la casa (ejemplo típico: llegar de la calle y dejar el saco colgado en la silla, los libros encima de la mesa, el bolso sobre el sofá, los lentes en la repisa de la chimenea y las llaves... pues vaya usted a saber dónde).  De lo que aparentemente no se da cuenta, es de que él hace lo propio pero con el tiempo: para empezar, ambos trabajamos en casa, lo cual implica una convivencia REAL 24/7, sin el "alivio" que otras parejas se conceden mutuamente al permanecer varias horas fuera del hogar por sus respectivas obligaciones laborales. Pero además, sus tareas siempre parecen ser más importantes, urgentes o impostergables que las mías, de tal manera que al grito de "¿Podés venir un segundo?", más me vale dejar cualquier cosa que tenga entre manos -sea el borrador de un post, un vestido lleno de alfileres, una ventana a medio pintar o la masa de la pascualina- y acudir raudamente al llamado, sin caer en la tentación de mencionar siquiera en broma que su actitud me parece descortés y/o egoísta, bajo pena de tener que soportar una agria cara enfurruñada por lo que resta del día... (¡sí, porque encima es rencoroso el buen señor!) 



Por su parte, el hombrecito-en-ciernes parece no tener claro todavía que en el concepto de "mamá" NO NECESARIAMENTE están implícitos el de limpiadora, enfermera, cocinera, ayuda de cámara, organizadora, animadora infantil, narradora, maestra preescolar, superheroína, agente secreto, astronauta y bruja malvada (¿o será una servidora quien no lo tiene claro realmente?). De ahí que todavía, con cinco años cumplidos, no es capaz de pasar diez minutos seguidos sin expresar algún tipo de demanda: "Mamá, ayúdame a ponerme los pantalones." "Mamá, quiero la leche". "Mamá, ¿me lees el cuento?". "Mamá, me picó un mosquito". "Mamá, ¿dónde está mi tijera verde?" (¡olvidé mencionar que heredó los genes maternos del despiste y el desorden compulsivo!) Y allá corre angustiosamente mamá-culposa a apagar el incendio de turno, mientras se pregunta si realmente tiene derecho a reclamar después de haber decidido tener un hijo único, y encima educarlo en casa...


A esta altura se estarán preguntando si realmente disfruto mi papel de mártir de la tiranía masculina (cuando en realidad, como decimos por acá, "no tiene la culpa el chancho sino el que le rasca el lomo"). La respuesta es que NO, no lo disfruto; de hecho por momentos llega a enfermarme físicamente. Pero son esquemas tan arraigados en mi mente, que muchas veces me sorprendo repitiéndolos de forma automática, sin siquiera cuestionarme si son justos o no... Y sin embargo, en el fondo sé que tengo derecho a que mis tiempos personales sean respetados sin que se me pasen facturas rayanas en el chantaje emocional.

Así que conjuntamente con la delimitación de nuestro predio, este mes decidí erigir mis propios cercos de protección: para empezar, me regalé un mini reproductor mp3 (de esos que se prenden en la solapa o en el bolsillo) y lo cargué con afirmaciones positivas, meditaciones y mi música relajante predilecta; a continuación, dejé bien en claro que cuando me vean "enchufada" con los auriculares significa que estoy en usufructo de MI tiempo (y por consiguiente sólo se permite interrumpirme en casos de riesgo de vida o incendio de la casa). 



Al hombre adulto le puntualicé además que si no estoy de acuerdo con determinadas actitudes de su parte, ya no voy a callármelo sólo "por no herir su susceptibilidad"; y al pequeño, le expliqué que a su edad hay muchas cosas que puede hacer por su cuenta (especialmente buscar la tijera verde), sin tener que recurrir a la ayuda de mamá-multifunción... Tal vez no parezca gran cosa, pero es un comienzo; y aunque el sistema lleva poco tiempo de implantado, ya me ha permitido disponer de ratos preciosos para dedicar a actividades que me nutren el espíritu como el Art Journaling, mi última pasión (gracias de nuevo, Isabel, por el aliento y la inspiración!).



Y hasta aquí llega mi crónica de hoy; espero no haberlas aburrido con estas divagaciones, y para las próximas entregas prometo volver a centrarme en la casa propiamente dicha, que es en definitiva el objetivo primordial del blog. ¡Buena semana para todas!

NOTA AL MARGEN: las imágenes que ilustran la última parte de esta entrada corresponden a la construcción de nuestra flamante cerca de palets DIY, sobre la cual me explayaré el viernes cuando me reincorpore oficialmente a los "Findes Frugales"...

9 comentarios:

  1. ¡¡Querida Kassandra!! Como me gusta leer tus reflexiones con las que coincido en numerosas ocasiones. Me alegra que esteis ya manos a la obra y que hayas empezado esa reconstruccion por ti. Espero ver pronto esos progresos en art journaling y por supuesto espero con ansias el viernes para ver esa valla de palets en el Fri¡ugal de MArce.
    Besitos

    ResponderEliminar
  2. Querida Kassandra, lo primero decirte que nada de disculpas, el blog requiere un tiempo del que muchas veces no disponemos, y después de leer tu post …. bueno, bueno, encontrar un ratito para sentarte frente al ordenador habrá sido complicado!
    Me alegro mucho que estés dedicando este tiempo a despejar el terreno de forma tan cuidadosa, una renovación la que nos cuentas que sin duda te hará encontrar la mejor versión de ti! Y qué te puedo decir acerca de delimitar nuestro terreno, es sin duda necesario, y la forma en que comenzaste me parece fantástica… sabes que yo tengo un reproductor de mp3 igual? Me voy a copiar esa forma de utilizarlos! Jiji!
    Como siempre un placer leerte, me encantó esa forma de establecer paralelismos, estoy deseando ver esa cerca paso a paso!!
    Un besito grande!!

    ResponderEliminar
  3. Querida Kassandra, me encanta que aparezcas de vez en cuando, además esto no es una obligación, por lo tanto se ha de hacer cuando apetece. Te has desnudado de una manera muy natural, y te comprendo mucho. Además tomo nota de algunas cosas que has dicho que me parecen muy oportunas. Seguro que todos estos cambios ya se están notando en tu interior, y en tu exterior. Yo también paso de acordarme de esos uniformes para ir a bailar, y estoy aceptando mi nuevo cuerpo y a ponerme ropas acordes. Sería tan bueno que estuviéramos cerca para charlar y tomar un té o un café de vez en cuando.
    Muchos ánimos con tu proyecto y recibe un beso muy fuerte.

    ResponderEliminar
  4. Kassandra que bueno saber de vos.Cómo te entiendo mujer, en lo personal no estoy casada.Pero hace 3 años flleció mi madre y con mis hermanas nos estamos reestructurando, no es fácil más si tenes en cuenta que mi papa es alcoholico.Son situaciones duras.Yo lidió con el trabajo,la casa, el negocio de artesanias,mi jardín,la universidad,en fin miles de cosas.Ahora estoy saliendo de una nueva inflación intestinal debido a los nervios.
    Que bueno que pongas limites, yo la verdd con mis hermanas no puedo las mimo mucho,claro que ellas se hacen las inocentes y buenitos y piden todo con cara de yo no fui jaja.
    Pero bueno trató de buscar tiempo para relajarme y hacer lo que me gusta que en si es todo lo que nombre antes jaja estoy media loca no?
    Amiga te mando un abrazo enorme y toda la energía del mundo besos

    ResponderEliminar
  5. Si hubieses escrito este post exclusivamente para mí, no lo sentiría más veraz. Hay un aura de autenticidad en tu escritura que deberías entender como un don y como una oportunidad. Creo en el poder de la palabra. Para crear y para curar. E intuyo que este nuevo espacio te eligió a vos no para que relates la construcción de tu casa sino para que nos inspires con el ejemplo de búsqueda identitaria y espiritual. Gracias por citarme como ejemplo de disciplina, pero te cuento que tengo índices altísimos de entropía, lo que sí soy es terca en los propósitos. Siendo así, cada vez que te escriba un comentario te voy a instar a que cuentes, relates y obviamente, inspires. Besos

    ResponderEliminar
  6. Hola Kassandra estoy alegre de verte virtualmente jeje, y leerte, siempre tienes cosas profundas para contarnos y para que reflexionemos contigo, lo mejor de todo es que encuentro que cada tropiezo ya esta asimilado, procesado y solucionado, me gusta saber que has puesto en marcha todo un plan para ser la Kassandra que en esencia eres por dentro y por fuera, pienso que todo esto va a traer grandes beneficios a tu vida y a los tuyos, me va a encantar ver lo que tienes para nosotras preparado para el viernes, ha y yo también he pensado en un lindo hogar para el viernes, nos leemos entonces, muchos besos

    ResponderEliminar
  7. Aaaahhhhh....qué bueno tenerte aquí amiga!!!

    Es muy reconfortante leerte tan positiva en este proceso de renovación desde el interior, así como los avances que estáis haciendo en el terreno para vuestro futuro hogar.

    Tienes, ya sabes, siempre te lo digo, ese don tan especial para relatarnos tu sentir y todo lo acontecido, que es como si estuviésemos a tu lado, aunque, ya me gustaría a mi........Al menos te echaría una manita con los trabajos, o más bien las dos con todo el gusto!!
    Para empezar, esa cerca promete mucho, sus maderas están impresas de carácter, seguro que no ha sido fácil deshacer los palets ya que traen una tachas impresionantes, pero veo que estáis en ello y muero por ver el resultado final en el finde!!

    Has hecho muuy bien en desconectar enchufándote al mp3, muy buena estrategia, jejeje.....
    Lo dicho amiga, me alegra el alma sentirte tan bien y agradecida por todos los cambios que estás viviendo, no te preocupes por el blog, ya sabes que esto es algo voluntario y gratuito que se nos regala para que lo usemos a nuestro antojo o necesidades. Sólo tennos al corriente cuando se pueda porque eso sí, te echamos muuucho de menos!!
    Un besazo enorrrme!!!

    ResponderEliminar
  8. Hola k.!! Primero que nada, que lindo volver a leerte! y que lindo hacerlo con un relato tan personal, tan sentido, tan real......mucha gente se queja de este mundo cybernetico, virtual, como que quita horas del real.....pero me parece que a vos, en este caso, te ha dado todo un lugar para la reflexion, para el analisis...porque nos cuentas todo lo que te ha pasado este tiempo, pero al mismo tiempo, me parece, es una manera de hacerlo real, ponerlo en palabras y hacerlo real, conciente...no? No se, es mi sensacion......y ademas, mira lo que sera este medio que cuando leia lo de "mujer sex-symbol", pintarrajeada o teñida a rojo fuego...por dios que no creia que hablabas de vos, sera que este espacio saca de vos todo ese lado que hoy estas describiendo...pero no lo saca este post, lo ha sacado durante todo este tiempo que yo, al menos, te leo....jamas hubiese puesto en mi imaginacion una imagen asi, para crearte, asi que, es otras de las ventajas de este "anonimato", no? El sacar realmente eso que sos, sin necesidad de mostrarle nada a nadie, porque realmente, nadie ve aquello que no queres que se vea!
    Me alegro mucho que todo este cambio haya comenzado y siga, es sano, es bueno, cuidate y crece!!
    Un beso muy grande!!!!!

    ResponderEliminar
  9. ¡Cómo disfrutamos tus relatos, Kassandra! Pero vamos por partes.... En primer lugar, mil gracias por tu mención hacia nuestras personas y nuestros blog. Puede que nos guiemos en el terreno laboral por Chronos..., ¡pero también hay mucho de Kairos en nosotras, no creas! En segundo lugar, es de admirar tu forma de encarar tu nueva vida. Tu actitud renovadora interior y exterior es admirable, y más de una debiéramos hacer una reflexión al respecto. En lo que estamos completamente seguras que coincidimos es en la necesidad de reclamar nuestro espacio, físico y temporar, y dejar a la mamá-multifunción algo más relajada... Pero qué difícil nos parece conseguirlo. ¡Quizás debamos tomar nota de la fantástica idea del mp3!

    Esperamos con curiosidad tu próximo post para ver esa magnífica verja de palets.

    ¡Un beso de corazón de las dos!

    J&Y

    ResponderEliminar